Miles de libros en
inglés, miles de libros en español
Charabón estuvo de paseo por Los
Ángeles, California, Estados Unidos.
Conducido por un hilo invisible,
por instinto o intuición, divisó una cúpula piramidal que entrecortaba las
nubes como haciéndose lugar entre los rascacielos del Downtown. Llegó al
edificio de la Biblioteca Pública Central y permaneció ensimismado, en el más
profundo silencio interior, observando el hall del edificio que es antesala del área dedicada a los niños.
Traspuesta la entrada que a Charabón
le inquietaba visitar, se abrió ante sus
ojos una superficie enorme con incontable acervo literario. Las bibliotecas
reposaban sobre alfombrado con diseños infantiles, coloridos, sobre un verde
malva orgulloso. Amplias maderas ilustradas con pasajes de cuentos, coronaban
el ambiente propicio para la lectura y unas lámparas de medio pie,
ofrecían el toque hogareño. Sillones, mesas,
computadoras, vitrinas, rincones, eran iluminados por la luz solar que se hacía
paso a través de las ventanas.
Charabón se impresionó cuando percibió
que desde una vitrina le hacían guiñadas y morisquetas. Casi se espanta cuando
descubrió que los personajes de Donde
viven los monstruos del genial
Maurice Sendak, lo invitaron a seguir su juego.
Miles de libros en inglés, miles
de libros en español. Recorrer los estantes, tocar los libros, acariciar el
lomo, hojear las páginas de autores conocidos y de los otros, fue una vivencia
especial.
Al salir del edificio, un parque
con fuentes de agua, árboles frondosos y pequeñas esculturas, parecen retener
al visitante por siempre. Sobre la vereda, unos buzones de metal de
considerable tamaño, esperan con sus bocotas abiertas, la devolución de los
préstamos que los usuarios realizan a cualquier hora.
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