martes, 4 de febrero de 2020


Muy arriba, pero no tanto

Reviso los correos guardados del 2019 con el objetivo de comenzar el 2020 bajo una suerte de higiene mental. Durante el ejercicio (hace muy bien a la creatividad), me propongo escribir sobre lo que me interesó y por algo no fue a dar a la papelera. 

En el asunto del envío de Santillana Uruguay se lee: Novedades literatura infantil – juvenil, Arriba en las ramas-Eloísa Figueredo. Y en el adjunto, se anuncia el dossier sobre la obra. De inmediato me hizo campanitas, las mismas que resuenan cuando veo la primera escena de una película y tengo la seguridad de que ya la vi. 

Mientras busco en la biblioteca, recordando que la tapa era de un tono de cielo suave, y animada por la idea de trepar a los árboles, dado que siempre voy mirando para arriba, o muchas veces estoy en las nubes, o en la luna, es que doy con el libro. 

De tapas duras, la ilustración de la portada incluye ramas y una nube donde se anuncia el título. En letras pequeñas aparecen los nombres de quien lo pensó y escribió así como también de quien se encargó de dibujar las palabras. Tres aviones de papel blanco dan mayor vuelo a la promesa. Un poco más arriba del borde inferior y con letra mínima se imprimen los logos: Fondo Concursable para la Cultura, MEC, Tunita ediciones. 

Despabilada del todo, porque el tilín tilán me refrescó que tiempo atrás habíamos premiado la obra, indagué en las actas del Premio Bartolomé Hidalgo. Y en efecto, quedé complacida con el resultado. Santillana reeditó el libro que el 19 de setiembre de 2016, los jurados Dinorah López Soler, Sylvia Puentes de Oyenard y yo, conformamos en galardonar. 

En el enunciado expresábamos las razones por las que habíamos concluido en dicho dictamen, juicio que confirma en el presente, una acertada decisión: 

Se resuelve por unanimidad discernir el Premio “BARTOLOMÉ HIDALGO”
Categoría LITERATURA INFANTIL SUBCATEGOÍA LIBRO ÁLBUM 2016 a:
Arriba en las ramas. Autora Eloísa Figueredo. Ilustraciones: Genoveva Pérez Volpe 
 
Se destaca el equilibrio entre la ilustración y el texto, formando un todo armónico, en el que palabras e ilustraciones narran. A estos dos códigos hay que sumarles un tercer componente: la edición. En el presente libro, ésta última también participa en la construcción de sentido, con un cuidado estético reconocible.
La consistencia del relato transmite alegría y ternura a la vez. La integración de prosa, poesía y leyenda, posibilitan que el lector niño incursione en diferentes formatos discursivos. La anécdota planteada pone, como centro de la propuesta, el juego sencillo y cotidiano. Niños y adultos lectores son invitados a redescubrir el entorno inmediato para verlo con otros ojos.
 
En la reseña de la Editorial Santillana Loqueleo, se invita al lector a dar una vuelta por el barrio junto a los niños protagonistas, Beti y Atilio. Observar los árboles que nos rodean nos llenará de gozo y conocimiento de los seres vivos. 

Por mi parte, de solo saber que me esperan un jacarandá, una palmera timbó, un ombú, un plátano, me hace querer subir por las ramas. Pero no tan alto como para perderme el verde paisaje de sus hojas

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